El problema de alcanzar la inmunidad grupal con la vacunación
Si hay un tema que no tengo claro es el de la inmunidad de grupo a consecuencia de la infección por la COVID-19.
Quedaría claro en el comportamiento natural de una epidemia en la que los individuos se contagian, enferman o no, y no la trasmiten por que crean inmunidad general y local (IgA) y su carga vírica se reduce o desaparece; pero no me queda claro que pueda hablarse de los mismos porcentajes de personas vacunadas necesarias para adquirir la misma inmunidad, cuando se sabe que un porcentaje de los vacunados siguen contagiando. Su inmunidad es para no enfermar clínicamente (IgG, IgM) pero poco para evitar la transmisión pudiendo quedar como portadores asintomáticos; caso distinto es que se vacunaran los vulnerables con las que evitar una evolución desfavorable, ingresos, defunciones, dejando al resto de la población adquirir la inmunidad de una forma natural (es decir contagiándose), entendiendo que quien se contagia y lo supera adquiere mayor protección local que quien se vacuna, pero esta es otra cuestión que no he leído que se encuentre hoy por hoy solucionada, y si lo está, por lo que veo, no interesa darle publicidad.
Si que es cierto que reduciendo la carga viral del portador o del enfermo se reduce las transmisibilidad , como ha demostrado Marks et al en un estudio español publicado en Lancet Infect Dis hace pocos días, y que comentamos más abajo.*
En EEUU se habla de un período de 7 meses para llegar al famoso 70% de vacunación contra la COVID-19 y con ello adquirir la tan ansiada inmunidad de grupo, es decir interrumpir la trasmisión comunitaria. ¿Pero será realmente así?. En otras fuentes, leemos, que ya hablan del 85%, y que el 70% sería una estimación muy optimista, y es que no es fácil extrapolar la inmunidad grupal, un concepto de la evolución natural de la infección, al comportamiento inmunológico de una vacuna con efectos básicamente sistémicos. Lo que sí está claro es cuanto más tiempo se deje que el virus se transmita mayor riesgo de mutaciones y de que surga a la postre la necesidad de una nueva vacunación.
*El estudio de Michael Marks et al, que recientemente se ha publicado y que ha sido realizado en España (Cataluña) estudió la cuestión del riesgo de trasmisión de la COVID-19 su relación con infección sintomática y la carga viral, analizando los datos a partir de casos índice con la COVID-19 y sus contactos y los factores asociados con la trasmisión del virus, viene a poner algo de luz a esta cuestión.
Se trata de un estudio realizado antes del inicio de la vacunación, entre marzo y abril del 2020 que inicialmente evaluaba la acción de la hidroxicloroquina en la reducción de la transmisión por la COVID-19.
Se midió la carga viral en los contactos por PCR cuantitativa mediante hisopos nasofaríngeos, al contacto, en el día 14 y cuando se presentaban síntomas de infección por la COVID-19, y se midió el riesgo de trasmisión, la dinámica de incubación y el desarrollo de enfermedad síntomática
Se identificaron a 314 pacientes con COVID-19, el 90% (282) habían tenido al menos un contacto (753 contactos en total), que configuraron 282 grupos, el 32% (90) de los cuales habían tenido al menos un caso generado por trasmisión.
La tasa de ataque secundario fue el 17% (125 de 753 contactos) con una variación que iba desde el 12% cuando el caso índice tenía una carga viral por debajo de 1 × 106 copias por mililitro (ml) a un 24% cuando el caso índice tenía una carga viral de 1 × 1010 copias por ml o mayor; la tasa de riesgo en forma de odds ratio (OR) por un aumento de un log10 fue de 1,3 (IC 95% 1,1–1,5).
El incremento de riesgo de transmisión se asoció con los contactos en el hogar OR 3,0 (IC 95% 1,59–5,65) y la edad del contacto (OR por año 1,02 IC 95% 1,01–1,04) con el PCR positivo al inicio.
De los 421 contactos asintomáticos en la primera visita, 181 (43%) desarrollaron una COVID-19 sintomática con una variación que fue del 38% cuando la carga viral fue inferior al 1 × 107 copias por ml; al 66% cuando la carga viral estuvo por encima de 1 × 1010 copias per ml; la tasa de riesgo en forma de hazard ratio (HR) por cada incremento en un log10 de la carga viral fue del 1,12 (IC 95% 1,05–1,20; p=0,0006).
Con ello se calculó que el tiempo de inicio de la enfermedad sintomática que se redujo de una media de 7 días (IQR 5–10) en aquellos que tuvieron una carga viral inicial inferior a 1 × 107 copias por ml; a 6 días (4–8) cuando la carga viral estuvo entre 1 × 107 y 1 × 109 copias por ml; y a 5 días (3-8) cuando la carga viral inicial fue mayor de 1 × 109 copias por ml.
Con este estudio de demuestra la relación entre la carga viral y los casos índice como causa de trasmisión de la infección por la COVID-19, con el tiempo de incubación de la misma y la aparición de casos sintomáticos
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