viernes, 17 de abril de 2020

Sobre el tratamiento de la infección grave por coronavirus COVID -19



No han pasado 4 meses y la pandemia por el coranovirus COVID-19 se ha extendido a la mayoría de países del globo.
Una infección que es leve o moderada en el 80% de los pacientes en forma de resfriado común pero que en el resto, entre el 10-20% puede llevarlos al hospital por una neumonía e insuficiencia respiratoria  y acabar ingresados en la UCI. Estos últimos tiene un riesgo de fallecimiento del 50% independientemente del país que ocurra, señalan. Y es que los únicos tratamientos hasta el  momento son el apoyo respiratorio y tratamiento con antibióticos en prevención de otras infecciones.
Este hecho ha llevado a utilizar una gran cantidad de fármacos sin tener la seguridad absoluta de su eficacia y seguridad. Medicamentos utilizados en  modo compasivo y off-label (fuera de indicación)  que se utilizan  según datos de laboratorio  (in vitro) o de tratamientos en virus en situaciones parecidas; así se han utilizado o se están utilizando antiretrovirales, antiparasitários, antiinflamatorios, o agentes plasmáticos. Los estudios en marcha son muchos pero exigen tiempo, un tiempo que no tenemos. 
Esto ha conducido a dar por buenos resultados de pequeños estudios de fármacos supuestamente eficaces pero con dudas sobre la calidad de los mismos.
Últimamente se han vertido críticas en el mundo científico sobre el hecho de dar por buenas conclusiones de estudios con defectos metodológicos.  No tener grupo control, no ser aleatorizados, seguimientos cortos, o defectos en las variables y de los datos…
Si que es cierto, como en el caso de la hidroxicloroquina (un antipalúdico) o la azitromicina (un antibiotico) que son fármacos clásicos, baratos y con una seguridad conocida, el utilizarlos no empeoraría a priori al paciente aunque su acción sobre el virus pudiera ser inexistente.
Otro tema son las recomendaciones sobre fármacos que está tomando el paciente y que pueden perjudicarle en esta situación. Esto ha ocurrido en ciertos fármacos antidiabéticos (los iSGLT-2) que tienen el riesgo de cetoacidosis en ciertas circunstancias, la realidad es que aún no existiendo suficientes datos, algún organismo ha recomendado su retirada en ciertas situaciones si existen  signos de la infección o riesgo de padecerla, como son los pacientes con DM.  Esto ha generado alguna crítica.
La realidad es que el momento que vivimos es excepcional y las recomendaciones para el tratamiento son también excepcionales por la falta de evidencias que las respalden.
  

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