La interrupción voluntaria del embarazo y la tutela de la mujer gestante
En mi escrito anterior en el blog Quiproquo no introduzco la idea de que yo esté a favor ni en contra del aborto si no que debería haber un conocimiento informado de la trascendencia de lo que se va hacer; y si con ello se salvan vidas humanas, “miel sobre hojuelas” (llevamos 100.000 abortos este año, al parecer una desgracia para los que están a favor –insuficientes- y para los que están en contra –un desastre). Entiendo que es un tema personal y que es un “derecho” de la mujer gestante amparado por la ley. Pero mayor información no es una labor de tutela en sensu estricto a la mujer. Es eso dar información, que se le “informa, lo entiende y consiente” exactamente lo mismo cuando damos una medicación o informamos a un paciente de uno u otro procedimiento.
Puede sorprender el prurito de la tutela de la gestante que surja como argumento de sanitarios, cuando nos encontramos inmersos en un Sistema Sanitario estatalizado y en buena medida socializado que justamente tutela al ciudadano en todos los aspectos que tienen que ver con la salud (desde los programas de salud, controles de enfermedades crónicas, circuitos, consejos, libre elección de sanitarios, prescripciones, accesos..) y a niveles nunca vistos como sufrimos en los primeros meses de la COVID-19 y tras ellos.
Pero el acceso a la información es muy importante pues incluso nosotros (médicos, sanitarios en general) somos susceptibles de cambiar de opinión, como me ocurrió a mi tras la lectura del libro de K L More de embriología y que reforcé ésta al ver a mi primer hijo retratado en su primera ecografía embrionaria.
Y digo esto pues tengo la impresión de que la idea que tiene la población y muchos sanitarios es que la interrupción voluntaria del embarazo (IVE) no es más que la extracción por divesos métodos de un conjunto de células indiferenciadas que pudieran llegar a convertirse en un ser humano; cuando no es así, pues cuando la mujer es consciente que se encuentra embarazada por lo general se encuentra al final del período embriológico (7ª semana), pasando al período fetal; el embrión ya tiene una forma humana y sus tejidos se encuentra ya diferenciados; o sea no será un gato, un reptil, un ave, es un ser humano en cada una de sus células y tejidos. No viable, eso sí, pues precisa el útero hasta unas ciertas semanas de gestación (alrededor de 22ª semanas) para vivir y al no tratarse un marsupial (el concepto de la «independencia corporal») , como un canguro, no puede salir del útero e ir a un marsupio que le permita crecer y madurar (y digo esto pues la ciencia no tiene límite y llegará el día que puedan sobrevivir en “marsupios humanos artificiales”, ¿como quedará entonces la teoría del “derecho al propio cuerpo”?).
Pero tampoco al nacimiento el ser humano está acabado pues según ciertos autores (A Portmann) el crecimiento del cerebro humano se produce fundamentalmente hasta los 12 meses posteriores al parto a la misma velocidad que en el útero, afirmando algunos (Robert Martín) que la gestación humana dura 21 meses (9 dentro del útero, y 12 fuera del útero). La razón se debe a la desproporción del diámetro de la cabeza con el conducto pélvico. Con ello se matizaría aquello de que “el embrión no reúne las condiciones necesarias todavía (porque se encuentra en una fase de vida primaria) para alcanzar esa «individualidad» que mencionan…”, pues es algo que tampoco alcanza el recién nacido.
https://www.rtve.es/noticias/20230119/aborto-espana-cifras/2348202.shtml
https://revistas.ucm.es/index.php/FORO/article/download/43935/41542
El enigma de la esfinge de Juan Luis Arsuaga. Ed Areté 2001
Torres Pons PJ. Límites en la interrupción avanzada del embarazo. Med Clin (Barc). 2011;136:491-4.
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