La reasignación de sexo en la infancia. Un conflicto de derechos y riesgos para el menor
Hace tres años escribí un post en mi otro blog, el blog Qui pro quo sobre el problema de la reasignación de sexo en la infancia a raíz de un documento de la American College of Pediatricians (ACP) en el que alertaba sobre los cambios, en buena medida irreversibles, que se pueden producir por el hecho de realizarse terapias medico/quirúrgicas para el cambio de aspecto sexual de los infantes prepuberes. El texto provenía de una Sociedad Científica que no agrupa a todos los profesionales que se dedican a la pediatría en EEUU y se le achacó un cierto componente político, según podemos leer.
Con todo, planteábamos el difícil dilema de que estos tratamientos irreversibles antes de la pubertad, entendidos como un derecho por algunos padres y asociaciones, son vistos, como una grave mutilación o un maltrato al que se somete al niño, por otros y por alguna sociedad científica, como es la que motivó dicho post….
Comentábamos como en mi opinión la transexualidad en los menores enfrentaría el derecho de los niños con el deber de los padres y de la sociedad de velar por la salud física y mental actual y futura de éstos.
Y todo ello incide en la conciencia firme y sin posible riesgo de cambio de sentirse de un determinado género independientemente de sexo biológico que se tenga y con la convicción de que ésta se va a mantener durante toda la vida; algo difícil de garantizar, en mi opinión, a estas edades, habida cuenta que la identidad sexual se desarrolla con el tiempo y podría cambiar según las experiencias del menor. La realidad es que admiten –artículo del PAIS que da pie a este comentario- que mínimamente existen (no hay estadísticas oficiales) en la actualidad entre un 5-10% de “detransiciones o arrepentimientos” a dichos cambios.
Sea como fuere no es similar a una cirugía de agradamiento de pechos con lo que modificar la imagen y del que se puede con el tiempo arrepentirse y volverse para atrás, hablamos de actuaciones medicas (bloqueo hormonal, y tratamiento hormonal posterior ille tempore) y quirúrgico (cambios genitales primarios o secundarios) difíciles, por no decir imposibles de modificar.
Y por último deberán tener estos niños un control médico y probablemente psicológico de por vida; pues aún no considerándose psiquiátricamente esta situación como una patología, deberán ser controlados por equipos sanitarios multidisciplinares, lo que no deja ser un contrasentido.
En realidad esta cuestión no tiene prácticamente nada que ver, en mi opinión, con la homosexualidad, pues este caso existe una aceptación del propio cuerpo aunque las inclinaciones sexuales vayan hacia el mismo sexo biológico.
Traigo este post aquí vistas las manifestaciones de colectivos feministas, la nueva Ley Trans en ciernes y las diferencias en el abordaje del tema de la reasignación de género antes de la pubertad que existen según los países, según leemos en un reportaje recientemente publicado en el diario el PAIS.
Según ésta fuente el Tribunal Supremo británico se ha posicionado en contra de considerar que menores de edad tengan capacidad para entender las consecuencias de esta trasformación física y que por ello puedan dar su consentimiento. Todo lo contrario de lo que plantean los cambios legislativos en España, que el menor pueda dar su consentimiento a estas modificaciones de su cuerpo que le afectarán para el resto de su vida.
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