A vueltas con la menstruación
Decía un profesor mío que la menstruación, o la regla, en la mujer sería “el lloro sangrante de un útero insatisfecho”, una pérdida, o expulsión periódica de la mucosa del útero que se percibe por la mujer en edad reproductiva en forma de sangre roja en la vagina; una fase del ciclo menstrual, algo fisiológico que se da cada 28-29 días. Si bien es cierto que la manifestación principal es la pérdida sanguínea pueden existir molestias previas o durante la menstruación, que en ciertas mujeres son percibidos como dolores que precisan tratamiento analgésico. Su persistencia es considerado como patología, la llamada dismenorrea.
Sorprende como esta fase biológica del ciclo hormonal de la mujer esté de moda en la actualidad y que se intente legislar sobre la misma, como si fuera una patología que debe estar diferenciada del resto de molestias (no patología) que específicamente tiene la mujer.
Sin embargo, todo sería correcto si a consecuencia de estas medidas aplicadas a esta situación fisiológica se mejoraran todos aquellos inconvenientes que le producen a la mujer.
Sin embargo, por lo que se lee y oye, el problema es que poner el foco en esta característica fisiológica y legislar sobre ella, diferencia a la mujer del varón, la significa de modo que le pudiera salir el tiro culata y que empeore a partir de ahora la situación de las mujeres menstruantes a nivel laboral al poder sentirse más discriminadas por este hecho de lo que pudieran estar. Sin embargo, este no es el tema de este post.
El tema enlaza con las manifestaciones que oímos en los medios y el mensaje que le queda a la población de que toda menstruación que duele es patológica por lo que hay que ir al médico y buscar una causa y ponerle remedio (manifestaciones en “Julia en la onda” en Ondacero, hace pocos días). Y así está ocurriendo, vienen las madre con sus hijas adolescentes para que se busque el origen de este mal y se le ponga remedio, lo que implícitamente se nos obliga a enviar al ginecólogo lo que, en muchas ocasiones podemos pensar que se trata de una situación normal; y por otro lado, oigo como han aumentado las consultas a los ginecólogos privados y la prescripción de anticonceptivos para evitar estas molestias, en estas franjas de edad.
Ciertamente una dismenorrea es razón para buscar alguna causa patológica, ahora bien las molestias propias de la regla, no.
Y es que esta sociedad cada vez más pusilánime se empeña en medicalizar lo fisiológico, de intolerar las manifestaciones propias de nuestro cuerpo en pos de una quimera, de una igualdad entre sexos que no existe.
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