El tramadol no esta tan inocuo como nos pensábamos
Sobre el uso, abuso y efectos secundarios del tramadol hemos hablado en diversas ocasiones. Es un fármaco analgésico opioide sintético potente con poca afinidad a los receptores opioide, lo que a priori le haría menos adictivo (aunque la adicción existe en esta sustancia) y con menor riesgo de depresión respiratoria.
Es útil en el dolor neuropático al inhibir la recaptación de la serotonina y la norepinefrina y es una alternativa (según la tolerancia del enfermo) a los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) que en consumo crónico tendrían mayor riesgo cardiovascular (RCV) y gastrointestinal (hemorragia).
Con todo el efecto secundario más frecuente es el de la constipación.
En el blog Quiproquo hemos hablado del riesgo de hipoglucemia en un estudio caso-control anidado realizado en UK (United Kingdom) (Fournier JP et al) comparandolo con la codeína en el que demostró un incremento del riesgo de hospitalización por hipoglucemia, odds ratio (OR) 1,52 (IC 95% 1,09-2,10), más frecuente en los primeros 30 días de utilización OR, 2,61 (IC 95% 1,61-4,23).
En otro estudio (Zeng C et al) relacionándolo con el riesgo de mortalidad por cualquier causa (MCC) frente a otros analgésicos habitualmente utilizados con el diagnóstico de artrosis de la base de datos médicas de Health Improvement Network (UKHIN) entre enero del 2000 a diciembre del 2015, que incluía a 580 médicos generales (MG) de UK o más de 11 millones de pacientes, mostró como en 88.902 pacientes (edad media de 70,1 años, y 61,2 mujeres) aparejados según características(“propensity score matching”), mostró que en pacientes mayores de 50 años el tramadol para el tratamiento de la artrosis generaría una mayor tasa de MCC al año de su utilización cuando se la compara con diversos AINE, pero no cuando el mismo se compara con la codeína HR, 0,94 (IC 95% 0,83-1,05).
Con todo, se apuntó un sesgo por indicación pues los consumidores de tramadol tenían mas comorbilidad, más mayores, más obesos y más muertes por cáncer, lo que haría poner reservas a éstas conclusiones.
Hemos comentado al principio que tendría poca potencialidad adictiva, pero la tiene, al igual que la codeína, y que por ello podría tener una utilización no médica que aumentaría los riesgos incluso de fallecimiento, algo que nos puede sorprender. La realidad es que la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó sobre el incremento de casos de adicción de esta sustancia en el 2018.
Según este si bien el consumo del tramadol entre el 2013-18, con 5,9 millones de usuarios con prescripción médica, se mantuvo en un mismo nivel en la población francesa, aunque hubo un aumento de la prescripción en monoteraia frente a la combinación con paracetamol.
Sin embargo, la proporción de notificaciones relacionadas sobre efectos de ésta sustancia aumentó 1,7 veces, de 1,9% (IC 95% 1,49-2,42%) en 2013, a 187 casos en el 2018, 3,2% (IC 95% 2,74-3,63%).
Una tendencia semejante en OSIAP 11,9% recetas falsificadas en el 2018 (IC 95% 10,56-13,45%) un incremento de 1,7 veces. Y en registro de OPPIDUM de 0,37% al 0,76% (IC 95% 0,55-1,02) o un incremento de 2.2 veces en número de individuos que requirieron una atención por su adicción al tramadol. Y en DRAMES 3,2% de abuso a drogas relacionadas con fallecimientos; el número de fallecimientos relacionados con el tramadol paso del 1,7% en el 2013 al 3,2% en el 2018 (IC 95% 1,89-5,16). En comparación la morfina supuso el 4,5% de los fallecimientos.
El tramadol fue el primer fármaco opioide relacionado con fallecimientos en la DTA el 45% de las 109 muertes en el 2018, frente al 29% de la morfina.
En este sentido identificaron dos perfiles, 1,- el del paciente en tratamiento del dolor que persiste su utilización cuando éste se ha resuelto (mujeres con edad media de 44 años) e individuos que utilizan el tramadol por sus efectos psicoactivos (varones con edad media de 36 años). Según estos datos recabados por la monitorizacion de la adictovigilancia ha aumentado el uso del tramadol de alto riesgo aunque su consumo en general se ha mantenido estable entre el 2013-18; las tasas de dependencia entre los pacientes en tratamiento por el dolor es alto (algo que contradice la idea que previamente teníamos) y podría ser el opioide responsable de la mayor cantidad de fallecimientos en la población.
El conocimiento de esta potencialidad adictiva y sus riesgos, leemos que ha instado a limitar la duración máxima de la prescripción de éste. Su comparación con otros opiaceos (morfina, por ejemplo) en nuestro país, al menos, estaría limitada por el hecho que el tramadol no precisa receta de estupefacciones.
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